Ya no puedo ni callarme la boca, antes era fácil asentir, las palabras salen lanzadas e hirientes, me queman la lengua al pasar, ya ni sonrío por no hablar, ahora busco la fuga como el perro busca al amo. Yo solo quiero que venga, que venga y me salve de mi misma, de mi oscura y retorcida sombra que siempre acaba tapando la poca luz que logro sacar
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