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viernes, 28 de enero de 2011

Muertos vivientes.

Coge una cuerda y atamela al cuello,
tira de ella hasta que desaparezca este horrible sentimiento,
no quiero saber lo que dirá el resto,
encerrada en una caja estaré libre de arresto.
Bajo tierra húmeda todo es de ensueño,
mis queridos gusanos dentro del cerebro,
inunando de fluídos mi cabeza atrofiada,
mientras arriba se llena de agua tu mirada,
lloviendo ideas negras de cortas vidas degradadas,
por drogas baratas que venden en farmacias.
Cuando el Sol se apague y se vaya a descansar,
recoge los frutos de mi fúnebre altar,
brotaré las semillas de mi ira mortal,
y mis ramificaciones penetrarán toda la gélida ciudad.
Virus letal para niñatos de mamá,
morirán ipso facto del horror de mi mal,
no se burlarán mas,
porque sus bocas de pudrirán,
de tanto hablar y hablar,
de cosas que nunca pasarán,
los tiraré en la putrefacta mar,
y yo,
muerta viviente,
vuelvo a mi doloroso descanso bajo la lava latente.


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