Somos abejas perdidas sin colmena fija,
vagamos por el mundo de flor en flor,
vivimos algo que se aproxima a la vida,
amamos recordar para provocar el rencor,
somos la pescadilla que se muerde la cola,
esperamos a que se caigan para bañarlos en horror,
permitimos que el dolor domine nuestras vidas,
y por eso no podemos encontrar la salvación.
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