Una a una, íbamos cayendo como la bruma que se forma con la lluvia,
que locura, el tenerte tan cerca, tenerte tan conocida y todavía tener dudas,
Eramos como amapolas, marchitándonos al final del verano,
rodeadas de mierda pero siempre intactas, en lo más alto.
Fieras, fieras que reposan su ira entre risas y halagos,
esperando una chispa que incendie las ganas,
un movimiento en falso que de comienzo a la batalla.
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