Rock the caspah!
Escribir siempre me entretuvo pero ahora quiero compartir mis sentimientos con el mundo...
lunes, 8 de diciembre de 2014
Quiero.
Quiero ser tu chicle, quiero que me mastiques, quiero ser tu almizcle, quiero que me vaporices en tu cuello, quiero mil noches en el puerto, quiero paseos, quiero ese vino selecto, quiero ser una niña, quiero chocarme con las esquinas, quiero sábanas de seda, quiero pétalos y toda esa mierda. Lo quiero todo y lo quiero a mi manera.
miércoles, 10 de septiembre de 2014
Nicotina.
A veces simplemente lo necesitas, uno tras otro, sin razón, simplemente consumirlo entre los labios hasta notarlos amargos. Otras veces, la ansiedad te corrompe y crees ciegamente que ese alquitrán calmara tanta rabia, tanta angustia, que apagarás el dolor contra el cristal. No lo sé y no lo entiendo, como algo tan malo pude ser tan bueno, no lo necesito, pero lo quiero, tan vital como un par de zapatos nuevos.
jueves, 28 de agosto de 2014
Mentes radicales.
Me encanta como se desvía, como se pierde por esta autopista de ideales, haciéndome malgastar en vano mi saliva, discutiendo sin llegar a ningún puerto, nadando entre aguas fecales, el podría hacerte creer que crecen amapolas en el desierto, me hace perder los modales, pero me siento despierta y ya no tengo sueño.
Verano.
Mientras liaba otro cigarrillo de yerba con mi particular temblor mañanero me percate de que ya no quedaba verano, no al menos para mí, y también descubrí que me daba igual, que ya no me amargaba el sabor de aquella rutina calurosa, el amanecer entre sudores frente a tres bloques de cemento y ventanales, no importaba porque lo poco de verano que tuve fue lo mas real de todo el medio año que había pasado. Reí, lloré, bailé y maldije, la mayoría de veces todo en la misma noche, y fueron momentos gloriosos, casi sentía ser una noble perteneciente a una estirpe real de reinados en ruinas, tan amados como odiados, con clase pero sin vergüenza... Un corto y mágico verano.
martes, 19 de agosto de 2014
Tantas locas.
Aquí tenemos a Naomi, una chica joven e insegura que se oculta bajo su coraje, no distingue entre familia y amistades, cree ir en el buen camino pero se retrasa demasiado en todo lo que hace. Luego aparece Nana, la niña infantil que quiere crecer y seguir aprendiendo, sueña con su propio negocio y una vida repleta de fuegos artificiales y fiestas interminables. O, casi olvido a Iboga, la eterna bohemia que piensa que con alcohol y drogas salvará al mundo desde su alcoba. Tantas locas, tantas que me perdí buscando a la feroz loba que me atacó con sus garras sin explicación alguna y me impregnó con su insana amargura, tan mal me dejo que no recuerdo donde aparque la cordura.
Sigo respirando.
¿Habéis llegado a ese punto en el que o matáis a alguien o os matáis a vosotros mismos?, pues yo no, por eso lanzo al aire ese hipotético dilema, por eso me enervo cuando el esmalte de mis uñas se agrieta, por eso escribo como pasatiempo o como terapia autoinducida. Sigo respirando, aunque a veces respirar suponga un llanto, aunque sienta que todo lo que pienso es un gasto insano, aunque ayer me levantará con ganas de cambiar el mundo y hoy amanecí envuelta en mil humos. Qué gasto de oxígeno más tonto, otro ser vivo jugando a ser Dios, tan vital para su entorno y tan estorbo para sí mismo. Así es por lo menos como lo siento, das y das por un tiempo y descubres que esto es la vida, no un sueño y que tendrás que seguir dando a cambio de un mísero sentimiento. Sigo respirando, o ese intento.
viernes, 8 de agosto de 2014
La chica risueña.
Otro estúpido documental sobre alienígenas de fondo y el tecletear de mis uñas contra las teclas. Otro día de verano. Otra lata abierta. ¿Sabéis?, amo el cosquilleo que se siente después de un día de mierda, es como un empujoncito hacia el vacío, como un consuelo, se que no puede ir a peor, no hay mas ridículo, solo un hormigueo que indica que el terror y la fobia se han ido, de momento.
Ha llovido. Esta mañana caía fuego del cielo pero luego ha llovido. Supongo que por eso no estaban las viejas señoras en la calle a las once, clavándome sus ojos y murmurando como cada noche. Es lo que tiene este barrio, te paseas un rato y con eso basta para regalar a las mujeres un ratito mas de cháchara. Pero, ¿que mas dará?, probablemente mañana me levantaré con mas ganas, con rebote, me pintaré una mueca parecida a una sonrisa en mi cara y que sea lo que tenga que ser, o no, que coño, que sea lo que yo quiera, un millón de euros, una caravana repleta de yerba y mucha carretera. Si, esa soy yo, la chica risueña.
Ha llovido. Esta mañana caía fuego del cielo pero luego ha llovido. Supongo que por eso no estaban las viejas señoras en la calle a las once, clavándome sus ojos y murmurando como cada noche. Es lo que tiene este barrio, te paseas un rato y con eso basta para regalar a las mujeres un ratito mas de cháchara. Pero, ¿que mas dará?, probablemente mañana me levantaré con mas ganas, con rebote, me pintaré una mueca parecida a una sonrisa en mi cara y que sea lo que tenga que ser, o no, que coño, que sea lo que yo quiera, un millón de euros, una caravana repleta de yerba y mucha carretera. Si, esa soy yo, la chica risueña.
domingo, 3 de agosto de 2014
Que venga.
Ya no puedo ni callarme la boca, antes era fácil asentir, las palabras salen lanzadas e hirientes, me queman la lengua al pasar, ya ni sonrío por no hablar, ahora busco la fuga como el perro busca al amo. Yo solo quiero que venga, que venga y me salve de mi misma, de mi oscura y retorcida sombra que siempre acaba tapando la poca luz que logro sacar
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